[esp] Valentina Correa Uribe - Revolución del cuidado

Sicariato. Calibre 38mm. Crimen. Asesinato. Dolo

Son parte de las palabras que he tenido que integrar en estos últimos 10 meses a propósito del homicidio de mi padre. En el camino de duelo y justicia, quisiera reflexionar sobre la masculinidad de la ruta. La violencia y todo aquello que rodea la ejecución y reacción a un crimen -asesinos, abogados, jueces, fiscales y policías- es dominio y monopolio del género masculino, un atributo más del patriarcado arraigado en las sociedades latinoamericanas. 

En este sentido, no es curioso ni llamativo que el 92% de los homicidios en Chile - similares cifras en el mundo - sean cometidos por hombres, al igual que el 95% de los agresores sexuales. Los hombres también se coronan en el mundo del narcotráfico, las armas y la corrupción. No busco aquí santificar al género femenino como una figura siempre cuidadosa, amable y noble, como tampoco quiero ubicar al género masculino como el origen de todos los males. 

La crítica va dirigida al actual orden social hegemónico - el patriarcado - que ubica al hombre en la cúpula de administración del poder, con monopolio del ejercicio de la violencia física y simbólica. ¿Es esto un problema del poder en sí mismo o del género masculino? El poder basado en el miedo legitima la violencia como lo estableció Hobbes hace algunos siglos atrás. No considero que el problema sea el poder, sino su ejercicio y componente basal. Yo creo en un poder al servicio del cuidado. Cuando un padre o madre prohíbe a su hija o hijo pequeño  ciertos contenidos en internet, está usando su poder para cuidar, y así miles de ejemplos. Entonces, si no es el poder, ¿es el género masculino? No, más bien es la educación formal e informal que construye masculinidades con ambición de poder dominante, propiedad y prestigio social. 

Si el poder puede cuidar y la masculinidad se construye, entonces tenemos una ventana de esperanza. Ante la desestructuración del patriarcado, emerge la posibilidad de proponer un nuevo orden social y agregar el ingrediente principal del poder: el cuidado. El trueque de género, que salgan los hombres de las cúpulas de dominación y que entren las mujeres no va a disminuir la violencia sexual, física ni simbólica: la clave se encuentra en la revolución del cuidado que se ordena desde el poder. 

Luego de vivir una experiencia tan traumática y por cierto, tan caricaturesca de la masculinidad machista - y machota - que por propiedad, prestigio y poder mató a mi padre a sangre fría un silencioso lunes de confinamiento, mi propuesta para sanar la herida, volver a creer y vivir se encuentra en el feminismo. En aquel feminismo que no sólo proclama el fin del patriarcado, también propone cómo se construye este nuevo orden social: permutar el miedo por cuidado y la dominación por colaboración. 

Es tiempo de traspasar las fronteras, ir más allá de la bullada consigna “el patriarcado va  a caer” y discutir sobre la masa madre del nuevo orden social, pues será la única manera de no repetir antiguas recetas. El poder seguirá existiendo y será necesario para una sociedad que busca proteger. Entrar en la discusión post patriarcal es clave, porque corremos el riesgo - poco probable, pero innegable – de que la permuta de género en las cúpulas de mando signifique que las mujeres busquen el mismo poder, prestigio y propiedad que sus predecesores, la misma ambición que puede llevarnos a nosotras, las mujeres, a encomendar sicariatos, ser asesinas, comprar armas de calibre 38mm y cometer crímenes dolosos. 



* Valentina Correa U.
Mujer con 32 intensos años. Crecí en Viña del Mar, Chile, afortunada viajera y enamorada de Etiopía. Siempre en rebeldía, hoy en duelo y buscando justicia. Un poco de acupunturista, de ex misionera, en camino a la sociología y magíster en intervención social interdisciplinaria. Desde la Fundación Para la Confianza comprometida por un mundo sin abuso. 




6 comentarios:

  1. ¡Qué lucidez Valentina! Qué distante de los eslogans, de las frases repetidas hasta el cansancio, y de la polarización, que, a veces, hasta llega a querer convencernos "que los hombres son malos y las mujeres son buenas". Comparto, como dices, que la solución no es un trueque de géneros en las actividades humanas, que la solución está en el cuidado. Te acompaño en tu duelo, me horroriza el vil y cobarde asesinato de tu padre, un hombre bueno, ruego para que se haga justicia, y te admiro por tu valentía, tu inteligencia, y tu corazón.

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  2. Valentina, me siento tan representada por tus ideas. No creo se puedan expresar de mejor modo y más claramente. Te admiro por haberte permitido, en medio del duelo, una ventana abierta a la reflexión y creación de nuevas ideas en un momento tan apropiado no sólo para Chile sino para el mundo. Un abrazo grande

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  3. Valentina, valiente defensora de tus creencias e ideales, hija de padre y de tu madre. Que Dios te bendiga con su Paz.
    Que la justicia y la verdad prevalezcan ante el Mal

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  4. Muchas gracias por sus sentidos comentarios, me entregan energía en tiempos que se hacen muy necesarios

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  5. Valentina, tú lucidez y claridad me traspasa hasta la médula, gracias por compartir tu objetiva y real mirada de este Chile qué hoy vivimos y que requiere cambios radicales, te felicito por ser valiente, guerrera y directa, te envío toda la energía para que continúes hasta lograr justicia para tu papá y tranquilidad para tu familia, un abrazo infinito desde Arica y Parinacota. Anita Pino Reynals y Familia.

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    1. Gracias Anita por responder y tus poderosas palabras que animan a no desertar
      Un abrazo grande

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