Alguna vez hice una lista de todos los hombres con que estuve. Todos esos que me importaron y con los que tuve algo. La lista era una hilera de palabritas sin sentido. Una colección de nombres con varios repetidos. Cuatro pablos, dos andreses, dos santiagos.
¿Cuántos hombres son muchos hombres? No sé si existe algo así como una cuota, un número de amores que corresponda tener. ¿Es un requisito haberlos amado? Porque de esa lista amé a muy pocos. Y no podría asegurar haber sido amada por más de tres o cuatro. O dos.
A cada uno le he bordado un corazón. Tengo corazones rojos, pálidos, rotos. Entre las puntadas escondí pedazos de esas historias: un ticket de tren, el botón de un abrigo y una peineta de plástico verde, que me llevé de un motel alguna vez.
Uno de esos está hecho con una camisa que olvidó su dueño en mi casa. Las tijeras la atravesaron con furia. Que se atreva a reclamarla parecía decir. Y se atrevió. Se atrevió a llamarme y me pidió de vuelta la camisa, dos cds que compramos a medias en un viaje, un álbum de fotos y una edición de la Odisea, que vendían en los kioskos los días jueves y que juntamos con los otros títulos de la colección para cuando tuviéramos nuestra casa. Esa que nunca tuvimos.
De todo eso, te devuelvo la camisa, le dije. Ven a buscarla. Aquí está. Mostré orgullosa la prenda convertida en corazón. Una bandera de homenaje a los caídos. ¿La quieres?
Algunos de esos nombres merecieron más de un corazón, cosido y parchado. Algunos tienen pedazos rotos, hilos colgando, enredos, marañas. En otro bordé las palabras que no supe decir. A uno lo tengo tatuado en el brazo, para no olvidarme nunca que no quise volver a estar con él.
Pero a ninguno lo he dejado ir por completo. Ellos no lo saben, pero en esa colección de corazones, de pequeños vudús amorosos, de alguna manera los tengo. Siguen siendo míos. A algunos les escribo a veces. Un mail, un saludo de cumpleaños, un recuerdo aleatorio que aparece sin más.
Les escribo por nostalgia. Y porque quiero.
* Catalina Illanes nació en Santiago de Chile en 1980. Estudió Letras en la UC y es profesora de Lenguaje. Formó parte del taller de escritura autobiográfica de María José Viera Gallo, entre 2016 y 2019. Actualmente, está haciendo un magíster en Educación y escribiendo un libro para La Bonita Ediciones. Tiene dos hijos y dos gatas.
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