En mi patria, no había matria, porque mi patre era pobre. Y no de plata, sino de matria, igual que todo patre que le pega a la matre, hasta que mata a la matria. Y cree que por ser patria, la matre natruraleza se olvida de sus hijastros e hijastras. Ancestralmente cuando las matres eran de la matria, no había patria, los patres y las matres eran diferentes. Tran, pero tran diferentres que yo jamás podría explicar cómo fue realmente el matriarcado, porque no lo viví, y porque está ultra, ultra, ultra borrado de nuestra memoria.
De aquí en adelante, nos queda una larga aventrura… con muchos obstráculos, unos muy difíciles y otros no tanto. Así son las aventruras, te caes, te rasmillas, cojeas, sudas, algunos mueren, otros sobreviven, así son las batrallas:
¡Ni la pinta, ni la niña, ni la santa María! ¡Ni la pinta, ni la niña, ni la santa María! Ni Bernardo, ni Arturo, ni el gil de Cristóbal, ni el Adolfo, ni Napoleón, ni ningún otro hueón! A los otros ni los nombro, me los trago con asco, no son pocos, ni son muchos, son menos que nosotras, ¡menos que nosotras! ¡menos que nosotras! ¡menos que nosotras! ¡menos que nosotras! ¡menos que nosotras! ¡menos que nosotras!
(SILENCIO BREVE).
No soy feminista, o tal vez sí un poco, pero los hechos lo demuestran de verdad: todos, pero todos, todos, todos, todos: fueron hombres.
Fragmento de la obra de teatro “La isla de los lobos”.
(Representada por la Compañía Bureo Teatro en Valparaíso, Chile 2016)
* Constanza Carlesi Del Río (Santiago, Chile, 1985). Poeta, actriz, dramaturga y crítica teatral. Co-fundadora de GESTA, Festival de teatro porteño de mujeres (2014). Máster en Estudios hispánicos avanzados, Universitat de València (2016).
La Estratega (Petit Editor, 2017) es su poemario firmado como La Conirina.
Radicada en Francia, publica Carmesí Delirio (Printcolor, 2020).
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