La huelga

Qué es una institución de derechos humanos. Los funcionarios de la Defensoría de la Niñez de Chile supieron dar una respuesta a esta pregunta, respuesta que no fue capaz de dar el líder de la institución y sus colaboradorxs más cercanxs: una institución de derechos humanos es una institución que defiende los derechos humanos de las personas, y no sólo no contrata personas que los vulneran, sino que también los persigue, porque ese es su objetivo, estar siempre del lado de las víctimas. Dado que quien fue elegido Defensor no entendió bien de qué se trataba su trabajo, ellxs dijeron: nos vamos a huelga. Porque esta es la única actitud coherente con una institución de estas características, aunque el Defensor de la Niñez o el Secretario General de Naciones Unidas no quieran que sus instituciones sean de derechos humanos, y en cambio sean otra cosa, contraria a la ética. Recordemos que Naciones Unidas todavía no investiga la denuncia que presenté hace cuatro años, por el acoso sexual y abuso de autoridad que sufrí en UNICEF cuando trabajaba en esa institución. Luego el elegido Defensor de la Niñez, no contento con esta dilación contraria a los derechos humanos, resolvió contratar a quien denuncié en UNICEF, por alguna razón inexplicable para la razón, y sólo explicable desde la certeza de su ausencia de calidades éticas. Pero tenemos un motivo de gran alegría: sus funcionarixs sí sabían de lo que se trataba su trabajo. Detener las funciones porque una institución está faltando a sus objetivos principales es una actitud absolutamente necesaria en estos tiempos aciagos. Pero no todos son sinsabores: esta huelga es una fuerte luz de esperanza para los derechos humanos. Y va a caer, se cantaba en mi infancia, en un país sumergido por una dictadura sanguinaria, y que acabó con la vida y la integridad de una gran parte de su población, más todas las heridas y ramificaciones que un régimen de esas características causa en quienes están alrededor y las generaciones futuras. Pero esta herencia macabra se va de a poco terminando, y hoy lxs funcionarixs hacen huelga cuando existen personas que se sienten por sobre las normas, o por sobre los demás. No recorrimos un largo camino reflexionando sobre esa institución para que terminara en esto. No la hemos creado en vano. Quienes trabajamos en derechos humanos, y todas las personas éticas, creemos firmemente que esta es una herencia que hay que sacar de cuajo. Lo que nos interesa es perseguir a los abusadores, y proteger a las víctimas. Ir reparando la debacle, pasada y presente. No podemos perder el tiempo en actitudes contrarias a la ética, siendo que la amenaza a los derechos humanos es hoy tangible como una bomba, como una mujer muriendo porque la ley no le permite abortar. El dolor es tangible y la defensa es urgente. Mientras no se ponga un fin al acoso y al abuso la necesidad de acción apremia. Tenemos que liberar a las nuevas generaciones de lo que nosotrxs hemos sufrido. Existir no puede ser un eterno retorno abominable. Que se lleven a cabo todas las denuncias y huelgas que se requieran: ni un abuso más. El feminismo es la patria de la humanidad, la tierra de lxs libres. Los derechos humanos tienen que ser una realidad. Tiene que existir la justicia. Muchas gracias a lxs funcionarixs de la Defensoría de la Niñez de Chile por haber dado una respuesta tan clara a lo que esto significa. Tal vez pueden sugerirle estas nociones a la Universidad Diego Portales de Chile, a la Universidad de los Andes de Chile, y a todas las que contratan personas abusadoras. NO MÁS ABUSADORES EN NUESTRAS INSTITUCIONES NI EN NINGUNA PARTE.

Andrea Balart






[esp] Elba Sissi Acevedo Rojas - ¡La culpa es suya: invirtiendo el estigma!

La frase “la vergüenza debe cambiar de lado” [que la honte change de camp] de Gisèle Pelicot, quien fue drogada y violada por cerca de un centenar de hombres durante años, desafía y cuestiona el sistema que impone la vergüenza sobre las víctimas y no sobre los agresores.  Esta expresión es un grito de denuncia contra una sociedad que todavía se ve atrapada en estructuras patriarcales donde las víctimas de violencia sexual o de género son llevadas, ya sea directa o indirectamente, a asumir la culpa o responsabilidad por la agresión que han sufrido. La pregunta es inevitable: ¿Por qué las víctimas sienten vergüenza en lugar de sus agresores?

La vergüenza y el silencio: los efectos del patriarcado en la psicología de las víctimas

Uno de los factores más profundos que explican la vergüenza que sienten las víctimas de violencia de género es la interiorización de la culpa, inculcada en un sistema patriarcal que tiende a responsabilizarlas por las agresiones sufridas. Simone de Beauvoir, en El segundo sexo, explora cómo las mujeres, desde temprana edad, son socializadas para ocupar una posición de objeto o de “otro” con relación al hombre, lo cual va acompañado de una asimilación de la culpa por las acciones ajenas. Este proceso de socialización implica, según Beauvoir, que las mujeres asuman “expectativas” sociales que no sólo limitan su libertad, sino que las predisponen a aceptar una responsabilidad inmerecida en situaciones de abuso o agresión.

El silencio y la salud mental de las víctimas

La vergüenza y el miedo a ser juzgadas, revictimizadas llevan a muchas mujeres a ocultar los actos de violencia, lo cual tiene profundas repercusiones en su salud mental. Judith Herman, en su libro Trauma and Recovery, destaca que “la vergüenza no solo causa el silenciamiento, sino que perpetúa la autoagresión de las víctimas”. Esto se traduce en ansiedad, depresión y estrés postraumático, entre otros síntomas. En muchas ocasiones, el hecho de no hablar o revelar el abuso es una forma de negar que ocurrió; es una manera de intentar “proteger” la propia imagen y evitar el juicio social, al mismo tiempo que se mantiene una frágil estabilidad emocional. Sin embargo, el efecto es opuesto: el silencio y la ocultación agravan la carga emocional, porque el trauma sin procesar sólo se profundiza y afecta tanto la salud mental como física de la persona afectada.

¿Empatía con el agresor? Un conflicto emocional internalizado

El fenómeno de sentir empatía o preocupación por las consecuencias que el agresor podría enfrentar. Pensar, por ejemplo: podría perder su empleo o ir a prisión, es un reflejo de cómo las estructuras de poder distorsionan el sentido de justicia y autocuidado en las mujeres. En el libro Los hombres me explican cosas, la autora feminista Rebecca Solnit aborda esta cuestión señalando que “las mujeres son constantemente condicionadas a no hacer ruido, a adaptarse y, en última instancia, a pensar en el bienestar de los demás más que en el propio”. Solnit señala cómo esta tendencia a la complacencia y la adaptación está profundamente arraigada en la educación y cultura, lo que lleva a muchas víctimas a priorizar el bienestar del agresor, antes que el suyo.

Otro factor relevante en esta empatía hacia el agresor es el miedo a una represalia o la pérdida de apoyo social. Esto es especialmente cierto en contextos donde las víctimas tienen una relación cercana o familiar con el agresor, lo que incrementa la dificultad de denunciar por miedo a “romper la familia” o “quedar sola”. La antropóloga Rita Segato, en su obra La guerra contra las mujeres, profundiza en la presión social y familiar que se ejerce sobre la víctima para que “perdone” o “olvide” el abuso en nombre de una supuesta armonía social, un fenómeno que lleva a muchas mujeres a un silencio cómplice involuntario.

El impacto del patriarcado y la necesidad de una transformación social

Para transformar esta dinámica de vergüenza y silencio, es crucial que, como afirma Gisèle Pelicot, “la vergüenza cambie de lado”. Esto implica un cambio estructural donde la responsabilidad de la violencia recaiga sobre los perpetradores y no sobre las víctimas. Es por ello, necesario que la justicia no sólo busque castigar a los agresores, sino también redefinir el rol de la vergüenza y la culpa en la sociedad, para que esto deje de recaer sobre las víctimas y se centren en quienes verdaderamente lo merecen.

Entonces, para revertir la dinámica de vergüenza y silencio impuesta a las víctimas de violencia de género, es fundamental visibilizar el acto de hablar sobre estas experiencias como una vía de liberación, y no como una revictimización. Gritar que se ha sido víctima debe ser entendido como un acto de valentía que transforma a las personas en sobrevivientes, no como una experiencia que las retraumatiza. “La vergüenza debe cambiar de lado”, implica trasladar la carga moral de la violencia hacia los perpetradores y no hacia quienes la han sufrido.

En conclusión, desmantelar la cultura que asigna vergüenza y culpa a las víctimas requiere desafiar las creencias y normas que perpetúan estas dinámicas. Es fundamental que la sociedad reconozca y escuche las voces de las sobrevivientes, de manera empática y que sitúe la responsabilidad y la vergüenza en quienes deben cargarla: los agresores. Sólo mediante este cambio podremos construir una sociedad que no sólo proteja a las víctimas, sino que también les permita recuperar su dignidad y su libertad.


Referencias bibliográficas:
- Beauvoir, Simone de (1949). Le deuxième sexe [El segundo sexo]. París: Gallimard. (Edición en español: 2018, Madrid: Cátedra).
- Herman, Judith (1992). Trauma and recovery: The aftermath of violence — From domestic abuse to political terror. Nueva York: Basic Books.
- Solnit, Rebecca (2014). Men explain things to me [Los hombres me explican cosas]. Chicago: Haymarket Books. (Edición en español: 2016, Madrid: Capitán Swing).
- Segato, Rita (2016). La guerra contra las mujeres. Madrid: Traficantes de Sueños.


* Elba Sissi Acevedo Rojas. Abogada, Magíster en Educación, Candidata a Doctora en Gobierno y Políticas Públicas. Investigadora en Derechos Humanos y Políticas Públicas. Especialista en derechos humanos de la mujer, derechos de la niñez, derechos sexuales y reproductivos, y violencia de género. Estudiante del Máster MEEF en la Université Claude Bernard Lyon 1. Publicaciones destacadas: “Hostigamiento sexual universitario: el espectador como agente de cambio”, “Políticas públicas para el derecho a una vida libre de violencia sexual.” Con una trayectoria enfocada en el análisis de políticas públicas y la promoción de derechos humanos, especialmente en temas relacionados con la equidad de género y la protección de poblaciones vulnerables. Nació en Lima, Perú, y vive en Lyon, Francia. 



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Image postproduction: Andrea Balart. 

[esp] Elba Sissi Acevedo Rojas - Abuso de poder en pareja: el caso de Gisèle Pelicot, en Mazan, Francia

El juicio que se abrió el lunes 02 de septiembre en Avignon, Francia sobre el caso conocido como “las violaciones de Mazan” ha generado un profundo impacto, no sólo por la crudeza de los hechos, sino por las preguntas inquietantes que surgen acerca de cuántas mujeres podrían estar viviendo situaciones similares sin siquiera sospecharlo.

Gisèle Pelicot, en 2020 a sus 68 años, descubrió que durante una década fue drogada por su propio esposo y abusada sexualmente por decenas de hombres que él había contactado a través de internet. Lo que inicialmente parecía una investigación por grabaciones clandestinas en un centro comercial reveló una trama de abusos sistemáticos, poniendo en evidencia la violencia oculta tras la fachada de una relación de pareja aparentemente convencional.

Este caso expone una de las formas más aberrantes de violencia de género: aquella que convierte a las mujeres en objetos sin posibilidad de resistencia, anulando completamente su capacidad de defenderse o expresar su voluntad. Gisèle Pelicot fue drogada y violada por decenas de hombres a lo largo de diez años, bajo la complicidad y planificación de su esposo.

Estos actos no solo son criminales, sino que representan un tipo de violencia extrema que despoja a la mujer de su dignidad más básica, reduciéndola a un mero cuerpo a disposición de otros. Este sometimiento absoluto coloca a la víctima en una posición de indefensión total, incapaz de resistir o siquiera comprender lo que le estaba sucediendo.

Esta forma de violencia no es simplemente un caso de abuso sexual, sino una manifestación profunda de la dominación patriarcal, donde el cuerpo de la mujer es considerado un objeto de consumo. Aquí, la violencia va más allá de la agresión física o sexual: se trata de un ataque directo a la autonomía, a la humanidad de la mujer, que es convertida en un objeto carente de derechos, de voluntad, de vida. No es solo la violación del cuerpo lo que está en juego, sino la negación total de su condición de persona.

Simone de Beauvoir ya advertía sobre esta cosificación en El segundo sexo, al señalar que las mujeres han sido históricamente tratadas como “El Otro”, como lo inesencial, la que existe en función del hombre. En este caso, los violadores, plenamente conscientes de sus actos, actuaron sin escrúpulos, sabiendo que Gisèle no podía oponerse ni defenderse.

Este abuso de poder no se puede justificar en ninguna circunstancia, porque no es el producto de una enfermedad o una desviación y no tiene nada que ver con una relación erótica, sino de una cultura que ha legitimado durante siglos la subordinación de las mujeres. Los 51 acusados, de profesiones tan diversas como bomberos, enfermeros o periodistas, respondieron a una misma lógica de dominación: lo que Celia Amorós describe como el pacto patriarcal, donde los hombres se apoyan mutuamente en prácticas que sostienen su poder sobre las mujeres. Amorós expone que, en el imaginario patriarcal, se considera “natural” que los hombres tengan una posición de superioridad y, por lo tanto, el derecho de acceso al cuerpo femenino.

El caso de Mazan nos indigna profundamente porque nos muestra lo que ocurre cuando la violencia patriarcal alcanza sus límites más extremos: cuando ya no se trata de manipulación emocional o coerción, sino de la anulación completa de la voluntad y la dignidad de la mujer. Esta violencia de género no es accidental ni excepcional, sino parte de un sistema que sigue poniendo a los hombres en una posición de superioridad, permitiéndoles usar y disponer de los cuerpos de las mujeres.

Los agresores en este caso no pueden alegar ignorancia ni impulsos incontrolables; sabían exactamente lo que hacían y lo hicieron conscientemente, aprovechándose de un pacto implícito entre ellos que perpetúa la cosificación y el abuso. Ellos La colocaron en una posición de vulnerabilidad extrema, donde la violación se volvió sistemática y recurrente, sin que ella pudiera siquiera imaginar lo que le estaba sucediendo.

Este caso, no es solo una cuestión de justicia penal para castigar a los culpables, sino una llamada a desafiar un sistema que sigue cosificando y deshumanizando a las mujeres. Lo que este juicio revela es la urgencia de enfrentar no solo a los perpetradores directos, sino también a las estructuras que permiten y fomentan la subordinación de las mujeres.

¿Cuántas mujeres, sin saberlo, están siendo utilizadas de manera similar por aquellos en quienes confían? ¿Cuántas son abusadas, sin recordar nada, debido a sustancias que anulan su capacidad de resistir? El caso de Gisèle nos recuerda que la lucha feminista no es sólo contra los actos aislados de violencia, sino contra un sistema en el que las mujeres siguen siendo vistas como objetos disponibles para el uso y abuso por parte de los hombres.


Referencias bibliográficas:
- Amorós, Celia (2008) Mujeres e imaginarios de la Globalización, Rosario, Homo Sapiens Ediciones
- Beauvoir, Simone de (2005) El segundo sexo, 2ª ed. Buenos Aires, Sudamericana.


* Elba Sissi Acevedo Rojas. Abogada, Magíster en Educación, Candidata a Doctora en Gobierno y Políticas Públicas. Investigadora en Derechos Humanos y Políticas Públicas. Especialista en derechos humanos de la mujer, derechos de la niñez, derechos sexuales y reproductivos, y violencia de género. Estudiante del Máster MEEF en la Université Claude Bernard Lyon 1. Publicaciones destacadas: “Hostigamiento sexual universitario: el espectador como agente de cambio”, “Políticas públicas para el derecho a una vida libre de violencia sexual.” Con una trayectoria enfocada en el análisis de políticas públicas y la promoción de derechos humanos, especialmente en temas relacionados con la equidad de género y la protección de poblaciones vulnerables. Nació en Lima, Perú, y vive en Lyon, Francia.



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Image postproduction: Andrea Balart. 


El informe de actividades / The activity report / Le rapport d'activité

[esp] El informe de actividades

El cómplice no puede liberarse de la impronta maligna de Narciso, y lo contrata. Porque la vida y la muerte, el bien y el mal, son algo difuso para el cómplice, todo se mezcla, no hay claridad. Porque su trabajo tanto no le importa. Más le importa saldar su deuda con Narciso, como si formara parte de una mafia. Tal vez no es eso. Tal vez el cómplice está enamorado de Narciso, sueña con él por las noches, se desvela, quisiera tener un encuentro carnal con Narciso, acariciar su pelo, su cara, besar sus labios. Fundirse de una vez y ser una sola cosa. Lo que no sabe es que ya son uno. Se parecen como dos gotas de agua. Narciso va a una reunión y le pagan un millón y medio de pesos. Un abusador para impulsar un convenio contra el abuso sexual. Ese tipo de contradicciones que a veces ocurren en las instituciones de derechos humanos. Porque el cómplice, en su cerebro todo es la gran confusión y en realidad los derechos de la gente lo tienen sin cuidado. No le importan en absoluto. En cambio quiere poseer a Narciso. Lo que le importa es que los niñxs y sus derechos se vayan al diablo, y también el dinero de las personas de ese país, que están pagando a un abusador de reconocida trayectoria infame por ir a una reunión y seguir desplegando su mierda constante. Porque Narciso no sirve para nada más que para ensuciar al mundo. Es tan nefasto que la estela de su caminar es dolor. El cómplice llora por las noches en un rincón de su casa porque teme. Porque desea a Narciso, y no sabe cómo obtenerlo, pero tal vez un contrato ayude. Una reunión y un informe de actividades. Un poco de dinero para Narciso que cayó en desgracia porque ir destruyendo suele tener consecuencias. Las responsabilidades están tan claras. Sabemos por qué la mierda sigue su camino amparada en supuestos funcionarios de instituciones de derechos humanos, en universidades. Porque digámoslo bien, la apariencia de una institución no nos indica lo que contiene. Tal como a veces erramos al juzgar un libro por su portada. Una institución puede ser de derechos humanos, una universidad puede decirse cristiana, pero nada. Sólo mantener al abuso y al silencio en su lugar. Porque el poder y el dinero son incentivos más grandes en ocasiones, que los derechos humanos y la enseñanza. Para qué vamos a proteger, para qué vamos a enseñar, si podemos seguir perpetuando la mierda. Hay confusión, la misma que tiene el cómplice. Tal vez en las noches tiene dificultades para pensar claramente, cuando recuerda la sonrisa sugerente de Narciso observándolo. Yo cuando pienso en todo eso siento una inmensa náusea, que luego aliviano y convierto en humor conversando con amigxs porque en realidad, es tan irrelevante esa cruzada que trazan los narcisos y sus cómplices, es tan grave. Lo saben bien, pero cuando uno se cree sobre la ley y los demás, no le da tanta importancia. Lo que no saben es que ser una mierda ya pasó de moda. Estos son los tiempos feministas y de los derechos humanos. Esperamos observando cómo se hunde ese mundo de antaño, tan feo e inmoral. Tenemos cosas más importantes que hacer. Pero de que se hunde, se hunde. Gracias por tu trabajo, ya no te necesitamos para nada. Hay unas reglas nuevas, pasaste de moda. No a los abusadores que contratan a abusadores denunciados. Que se acabe la falta de ética en las instituciones de derechos humanos y las universidades. Fuera los abusadores denunciados y sus cómplices.

Andrea Balart 


[eng] The activity report

The accomplice cannot free himself from the evil imprint of Narcissus, and hires him. Because life and death, good and evil, are something diffuse for the accomplice, everything is mixed, there is no clarity. Because his work does not matter so much to him. He cares more about settling his debt with Narcissus, as if he were part of a mafia. Maybe it is not that. Maybe the accomplice is in love with Narcissus, dreams of him at night, he can’t sleep, he would like to have a carnal encounter with Narcissus, caress his hair, his face, kiss his lips. To merge all at once and become one. What he doesn't know is that they are already one. They look alike like two drops of water. Narcissus goes to a meeting and is paid a million and a half Chilean pesos. An abuser to promote a convention against sexual abuse. That kind of contradictions that sometimes occur in human rights institutions. Because the accomplice, in his brain everything is the great confusion and in reality the rights of the people do not matter to him. They do not matter to him at all. Instead he wants to take possession of Narcissus. What he cares about is that the children and their rights go to hell, and also the money of the people of that country, who are paying an abuser with an infamous track record to go to a meeting and continue to deploy his constant shit. Because Narciso is good for nothing but to dirty up the world. He is so nefarious that the trail of his walk is pain. The accomplice cries at night in a corner of his house because he fears. Because he wants Narcissus, and he doesn't know how to get him, but maybe a contract will help. A meeting and a report of activities. A little money for Narcissus who fell in disgrace because going on destroying usually has consequences. The responsibilities are so clear. We know why the shit goes on its way under the protection of supposed officials of human rights institutions, in universities. Because let's say it well, the appearance of an institution does not tell us what it contains. Just as we sometimes err in judging a book by its cover. An institution may be a human rights institution, a university may claim to be Christian, but nothing. Just keep abuse and silence in place. Because power and money are bigger incentives sometimes, than human rights and teaching. Why are we going to protect, why are we going to teach, if we can keep perpetuating the shit. There is confusion, the same confusion that the accomplice has. Perhaps at night he has difficulty thinking clearly, when he remembers the suggestive smile of Narcissus watching him. When I think of all that, I feel an immense nausea, which I later alleviate and turn into humor by talking with friends, because in reality, this crusade that Narcissus and his accomplices plot is so irrelevant, it is so serious. They know it well, but when you think you are above the law and others, you don't give it so much importance. What they don't know is that being a shit has gone out of fashion. These are the feminist and human rights times. We wait and watch as that ugly, immoral world of yesteryear sinks. We have more important things to do. But that it sinks, it sinks. Thank you for your work, we no longer need you for anything. There are new rules, you're out of fashion. No to abusers who hire denounced abusers. No more misconduct in human rights institutions and universities. Out with the denounced abusers and their accomplices.

Andrea Balart


[fr] Le rapport d'activité

Le complice ne peut se libérer de l'empreinte maléfique de Narcisse, et l'embauche. Parce que la vie et la mort, le bien et le mal, sont quelque chose de diffus pour le complice, tout est mélangé, il n'y a pas de clarté. Parce que son travail n'a pas tellement d'importance pour lui. Il se soucie davantage de régler sa dette avec Narcisse, comme s'il faisait partie d'une mafia. Peut-être qu'il ne s'agit pas de cela. Peut-être que le complice est amoureux de Narcisse, qu'il rêve de lui la nuit, qu'il n'arrive pas à dormir, qu'il aimerait avoir une rencontre charnelle avec Narcisse, caresser ses cheveux, son visage, embrasser ses lèvres. Pour fusionner d'un seul coup et ne faire plus qu'un. Ce qu'il ne sait pas, c'est qu'ils ne font déjà plus qu'un. Ils se ressemblent comme deux gouttes d'eau. Narciso se rend à une réunion et reçoit un million et demi de pesos chiliens. Un agresseur pour promouvoir une convention contre les abus sexuels. Ce genre de contradictions qui se produisent parfois dans les institutions de défense des droits humains. Parce que le complice, dans son cerveau tout est la grande confusion et en réalité les droits du peuple ne comptent pas pour lui. Ils ne sont pas du tout importants pour lui. Au lieu de cela, il veut posséder Narcisse. Ce qui lui importe, c'est que les enfants et leurs droits aillent au diable, et aussi l'argent des habitants de ce pays, qui paient un abuseur au parcours infâme pour aller à une réunion et continuer à déployer sa merde constante. Car Narcisse n'est bon à rien d'autre qu'à salir le monde. Il est tellement néfaste que la trace de sa démarche est douleur. Le complice pleure la nuit dans un coin de sa maison parce qu'il a peur. Parce qu'il veut Narcisse, et qu'il ne sait pas comment l'obtenir, mais peut-être qu'un contrat l'aidera. Une réunion et un rapport d'activités. Un peu d'argent pour Narcisse qui est tombé en disgrâce parce qu'aller en détruisant a généralement des conséquences. Les responsabilités sont si claires. Nous savons pourquoi la merde poursuit son chemin sous la protection de supposés responsables d'institutions de défense des droits humains, dans les universités. Car disons-le bien, l'apparence d'une institution ne nous dit pas ce qu'elle contient. Tout comme nous nous trompons parfois en jugeant un livre par sa couverture. Une institution peut être une institution des droits humains, une université peut se prétendre chrétienne, mais rien. Juste maintenir l'abus et le silence en place. Parce que le pouvoir et l'argent sont parfois des incitations plus importantes que les droits humains et l'enseignement. Pourquoi allons-nous protéger, pourquoi allons-nous enseigner, si nous pouvons continuer à perpétuer la merde. Il y a de la confusion, la même confusion que celle du complice. Peut-être que la nuit, il a du mal à penser clairement, lorsqu'il se souvient du sourire suggestif de Narcisse qui l'observe. Quand je pense à tout cela, je ressens une immense nausée, que j'atténue par la suite et que je transforme en humour en discutant avec des ami.e.s, parce qu'en réalité, cette croisade que trament les Narcisses et ses complices est tellement sans intérêt, elle est tellement grave. Ils le savent bien, mais quand on se croit au-dessus des lois et des autres, on n'y accorde pas tant d'importance. Ce qu'ils ne savent pas, c'est qu'être une merde est passé de mode. Nous sommes à l'époque du féminisme et des droits humains. Nous attendons et observons le naufrage de ce monde laid et immoral d'antan. Nous avons des choses plus importantes à faire. Mais qu'il coule, il coule. Merci pour votre travail, nous n'avons plus besoin de vous pour quoi que ce soit. Il y a de nouvelles règles, vous n'êtes plus à la mode. Non aux auteurs d'abus qui embauchent des agresseurs dénoncés. Fini le manque d'éthique dans les institutions de défense des droits humains et dans les universités. Dehors les agresseurs dénoncés et leurs complices.

Andrea Balart


El informe de actividades / The activity report / Le rapport d'activité
Defensoría de la Niñez de Chile / Chilean Children's Ombudsman's Office / Bureau du défenseur des droits des enfants du Chili

Amar lo vivo / Aimer le vivant / Loving the living

[esp] Amar lo vivo

Hay días en que las personas que aman lo vivo se unen y dicen: el fascismo no. Eso ocurrió ayer, 07 de julio del año 2024, en la república de la Francia. El fascismo no. Sigo llorando de emoción porque fueron días de un estrés extremo. Extremo como el partido que se presentaba. Fui a votar y esperé los resultados en mi casa, no podía ni hablar. Estaba paralizada. Sentía que algo se quebraba para siempre. Una fisura del tamaño de una inmensa falla en la tierra, imposible de recomponer. Colgué de un hilo el día entero como si fuese una persona gay en las puertas de Mussolini. Recordé Una giornata particolare de Ettore Scola. Pensaba en Mastroianni intentando quitarse la vida. Pensaba en la escena con Sophia Loren en la azotea entre las sábanas secándose. Me perseguía la angustia. El fascismo no. Llevo en mí el terror del dolor impuesto, el terror de la tortura, siempre está en mí, viví diez años de mi vida en una dictadura. El fascismo no. A las 20h en punto, Libération me indicaba que el Nouveau Front Populaire había obtenido una mayoría de votos, y que el fascismo había, de hecho, obtenido un tercer lugar en número de votaciones. No lo podía creer. Lloré sin parar. La tensión había sido demasiado extrema. Pude respirar. Volver a mí misma. La que yo amo es la Francia de mis amigxs que tienen que ir a terapia porque los papeles de la prefectura no llegan, la de mis amigxs que llegaron en balsas y tienen miedo al agua porque vieron a personas ahogarse frente a sus ojos, la de mis amigxs que tienen que hacer trabajos que no tienen nada que ver con sus niveles de estudio porque no lxs consideran, la de mis amigxs artistas que crean un arte delicado y definitivo, la de mis amigxs que hablan tres o cuatro idiomas cada unx, la de mis amigxs que trabajaron en fábricas y ahora están sorprendidos de la calidad de vida que tienen en un trabajo de escritorio, la de mis amigxs que no saben sus orígenes porque estos fueron ocultados, la de mis amigxs que escriben, tocan música y bailan y rompen la inercia. La que yo amo es la Francia que resiste. La Francia que sigue adelante con humor, y que hace que este país sea lo que es: un bello paraíso donde el amor es posible. Donde la solidaridad y la unión es posible. Ayer lo vimos. Gracias, la Francia, seguimos construyéndote porque el amor siempre es posible. Firmes hacia adelante. Nunca el fascismo. Siempre el amor, el arte, la poesía y la resistencia. Viva Francia. Seguimos en el arte.  

Andrea Balart


[fr] Aimer le vivant

Il y a des jours où les gens qui aiment le vivant s’unissent et disent : pas le fascisme. C’est ce qui s’est passé hier, le 7 juillet 2024, dans la République française. Pas le fascisme. Je pleure encore d’émotion parce que c’étaient des jours de stress extrême. Extrême comme le parti qui se présentait. Je suis allée voter et j’ai attendu les résultats à la maison, je ne pouvais même pas parler. J’étais paralysée. Je sentais que quelque chose était en train de se briser pour toujours. Une fissure de la taille d’une énorme faille dans la terre, impossible à recoller. J’ai tenu à un fil toute la journée, comme si j’étais une personne homosexuelle aux portes de Mussolini. Je me suis souvenu de Una giornata particolare d’Ettore Scola. J’ai pensé à Mastroianni essayant de mettre fin à ses jours. J’ai pensé à la scène avec Sophia Loren sur le toit entre les draps qui sèchent. J’étais hanté par l’angoisse. Pas le fascisme. Je porte en moi la terreur de la douleur imposée, la terreur de la torture, elle est toujours en moi, j’ai vécu dix ans de ma vie dans une dictature. Pas le fascisme. À 20 heures précises, Libération m’a annoncé que le Nouveau Front populaire avait obtenu une majorité de voix, et que le fascisme avait, en fait, obtenu une troisième place en nombre de voix. Je n’en revenais pas. J’ai pleuré sans arrêt. La tension avait été trop extrême. Je pouvais respirer. Revenir à moi-même. Celle que j’aime, c’est la France de mes ami·e·s qui doivent aller en thérapie parce que les papiers de la préfecture n’arrivent pas, celle de mes ami·e·s qui sont arrivés en radeau et qui ont peur de l’eau parce qu’ils ont vu des gens se noyer devant leurs yeux, celle de mes ami·e·s qui doivent faire des boulots qui n’ont rien à voir avec leur niveau d’études parce qu’ils ne sont pas considérés, celle de mes ami·e·s artistes qui créent un art délicat et définitif, celle de mes ami·e·s qui parlent trois ou quatre langues chacun·e, celle de mes ami·e·s qui ont travaillé en usine et qui sont maintenant surpris de la qualité de vie qu’il·elle·s ont dans un travail de bureau, celle de mes ami·e·s qui ne connaissent pas leurs origines parce qu’elles ont été cachées, celle de mes ami·e·s qui écrivent, jouent de la musique et dansent et brisent l’inertie. Celle que j’aime, c’est la France qui résiste. La France qui avance avec humour, et qui fait de ce pays ce qu’il est : un beau paradis où l’amour est possible. Où la solidarité et l’union sont possibles. Nous l’avons vu hier. Merci, la France, nous continuons à te construire parce que l’amour est toujours possible. Fermement en avant. Jamais le fascisme. Toujours l’amour, l’art, la poésie et la résistance. Vive la France. Nous continuons dans l’art.

Andrea Balart


[eng] Loving the living

There are days when people who love the living unite and say: not fascism. That happened yesterday, July 7, 2024, in the Republic of France. Not fascism. I am still crying with emotion because these were days of extreme stress. Extreme like the party that was running. I went to vote and I waited for the results at home, I could not even speak. I was paralyzed. I felt that something was breaking forever. A fissure the size of a huge fault in the earth, impossible to put back together. I hung by a thread the whole day as if I were a gay person at the gates of Mussolini. I remembered Ettore Scola’s Una giornata particolare. I thought of Mastroianni trying to take his own life. I thought of the scene with Sophia Loren on the rooftop between the sheets drying. I was haunted by anguish. Not fascism. I carry in me the terror of imposed pain, the terror of torture, it is always in me, I lived ten years of my life in a dictatorship. Not fascism. At 8 p.m. sharp, Libération told me that the Nouveau Front Populaire had obtained a majority of votes, and that fascism had, in fact, obtained a third place in number of votes. I could not believe it. I cried non-stop. The tension had been too extreme. I could breathe. Return to myself. The one I love is the France of my friends who have to go to therapy because the papers from the prefecture do not arrive, the one of my friends who arrived in rafts and are afraid of the water because they saw people drowning in front of their eyes, the one of my friends who have to do jobs that have nothing to do with their level of studies because they are not considered, that of my artist friends who create delicate and definitive art, that of my friends who speak three or four languages each, that of my friends who worked in factories and are now surprised at the quality of life they have in a desk job, that of my friends who don’t know their origins because they were hidden, that of my friends who write, play music and dance and break the inertia. The one I love is the France that resists. The France that goes ahead with humor, and that makes this country what it is: a beautiful paradise where love is possible. Where solidarity and union is possible. We saw it yesterday. Thank you, France, we continue to build you because love is always possible. Firmly forward. Never fascism. Always love, art, poetry and resistance. Long live France. We continue in art.

Andrea Balart

Simone Revue Ciné-Club

[esp] Simone Revue Ciné-Club

Hoy es un día sombrío, pero el sábado fue un día luminoso, porque llevamos a cabo la primera sesión del club de cine, Simone Revue Ciné-Club. Conversamos y reflexionamos, bajo la dirección de la realizadora audiovisual ruso-francesa Ekaterina Panyukina, sobre la película Anatomía de una caída, de Justine Triet. Una caída como la de este país en este momento, que está lanzándose al abismo. Igual como Samuel el personaje, cae al vacío, así se está suicidando esta población, arrastrando con ellxs a todo el resto. Porque las cosas que hacemos tienen consecuencias no sólo sobre nuestras vidas, sino sobre las de los demás. Especialmente sobre las de los demás. Vinimos desde distintos lugares del planeta, Francia, Rusia, Chile, Argentina, Venezuela, a Lyon, a nuestro país, Francia, para hablar sobre cine y sobre feminismo, para que al día siguiente se nos indicara que una parte de él piensa que este es un lugar homogéneo. Que es mejor mantener una organización social que para beneficiarse de derechos y privilegios, mantiene a otrxs explotadxs, desposeídxs y subyugadxs, como explica Sylvie Laurent. La creación de una culpa, en realidad imaginaria, que hace recaer en ciertos grupos la responsabilidad de una cierta situación que en realidad se buscar mantener. Como en la película, la culpa de Sandra, su desborde de los estereotipos, y la llamada al orden que se le hace, mediante un juicio público. Todxs quienes no nacimos acá o tenemos dos nacionalidades estamos en esa sala de audiencias, al centro, mientras nos preguntan cosas y nos indican la fatalidad de nuestra culpa, como el psicoanalista o el experto le explican a Sandra en relación a su responsabilidad en el estado y posterior muerte de Samuel. Es sólo un mecanismo de inversión de la culpabilidad, para mantener todo intacto, un sistema cuya base está construida sobre la opresión de un grupo sobre otro. La película retrata bien el costo invisible de ser mujer, cuando Sandra al final dice, pensé que me sentiría eufórica de haber ganado el juicio, pero me siento neutra, plana, está diciendo lo siguiente: he batallado tanto que pensé que sería reconocido, pero no. Así funciona, un desborde de energía en intentar alcanzar expectativas contradictorias y opresivas como el fascismo, para luego caer en cuenta que vencerlas no te deja en una situación alentadora, más bien te deja fundida. Comienzas desde más atrás. Lo vas observando y sintiendo en el camino. Hasta que tal vez es demasiado tarde, o no. Tal vez estamos en la sala de audiencias imputadxs por responsabilidades que nos exceden, pero al mismo tiempo no lo estamos. Porque como Sandra, sabemos que se inventa en nuestro nombre. Para fines que tienen más que ver con mantener y oprimir que con la búsqueda de unas verdades. No hundimos este barco, de eso estoy segura, al contrario, se hunde solo, igual que Samuel. La destrucción a fuego lento de algo que ha costado construir, no puede arreglarse con una elección anticipada, que lo único que hace es mostrar el grado de destrucción. Por qué las personas están votando por fascistas. ¿Realmente creen en las barbaridades de las que ellxs hablan? ¿Realmente quieren la lenta opresión de ellxs mismxs y de los demás? ¿Qué es un país? si no las ganas de organizarnos con solidaridad. El impulso de crear un espacio y tiempo en que cada miembro pueda florecer. Esto es más que el resultado de una elección, es la ceguera impuesta, como la del personaje de Daniel en la película, que se nos viene encima en relación a un tejido social que tenemos que proteger y en cambio estamos enredando, que nos sitúa unxs contra otrxs, cuando en realidad estamos todxs en el mismo barco que se hunde. El mismo cuerpo que cae el abismo. Sobre la nieve que se derrite porque el calor aumenta. Cada año. Destruir un sistema de solidaridad, un sistema de sororidad y fraternidad, tiene costos. Altísimos. Un sistema de igualdad. Si no entendemos bien qué significa eso, entonces podemos crearlo, pero no vamos a quedarnos de brazos cruzados, culpándonos los unxs a los otrxs cuando en realidad debiésemos estar trabajando todxs juntxs por algo mejor. Sí a la creación, no al fascismo, la anatomía de esta caída no va determinarnos. El 07 de julio mostraremos qué es lo que somos, un país de derechos humanos, sin opresión y con solidaridad.

Andrea Balart 


[fr] Simone Revue Ciné-Club

Aujourd’hui est un jour sombre, mais samedi était un jour lumineux, car nous avons tenu la première séance du ciné-club, Simone Revue Ciné-Club. Nous avons parlé et réfléchi, sous la direction de la réalisatrice audiovisuelle russe-française Ekaterina Panyukina, sur le film Anatomie d’une chute, de Justine Triet. Une chute comme celle de ce pays en ce moment, qui plonge dans l’abîme. Tout comme Samuel, le personnage, tombe dans le vide, cette population se suicide, entraînant avec elle tout le reste. Parce que les choses que nous faisons ont des conséquences non seulement sur notre vie, mais aussi sur la vie des autres. Surtout sur la vie des autres. Nous sommes venus de différents endroits de la planète, de France, de Russie, du Chili, d’Argentine, du Venezuela, à Lyon, dans notre pays, la France, pour parler de cinéma et de féminisme, pour entendre dire le lendemain qu’une partie de la population pense qu’il s’agit ici d’un endroit homogène. Qu’il vaut mieux maintenir une organisation sociale qui, pour bénéficier de droits et de privilèges, maintient les autres dans l’exploitation, la dépossession et la soumission, comme l’explique Sylvie Laurent. La création d’une culpabilité, en fait imaginaire, qui rend certains groupes responsables d’une certaine situation qu’ils cherchent en fait à maintenir. Comme dans le film, la culpabilité de Sandra, son débordement des stéréotypes, et le rappel à l’ordre qui lui est fait, à travers un procès public. Nous tout·e·s qui ne sommes pas né·e·s ici ou qui avons deux nationalités sommes dans cette salle d’audience, au centre, pendant qu’on nous pose des questions et qu’on souligne la fatalité de notre culpabilité, comme le psychanalyste ou l’expert l’explique à Sandra par rapport à sa responsabilité dans l’état de Samuel et dans sa mort ultérieure. Ce n’est qu’un mécanisme d’inversion de la culpabilité, pour maintenir intact un système dont le fondement est l’oppression d’un groupe sur un autre. Le film dépeint bien le coût invisible d’être une femme, lorsque Sandra dit à la fin, je pensais que je me sentirais euphorique d’avoir gagné le procès, mais je me sens neutre, plate, elle dit ceci : j’ai tellement lutté que je pensais être reconnue, mais je ne le suis pas. C’est ainsi que cela fonctionne, un débordement d’énergie pour essayer d’atteindre des attentes contradictoires et oppressives comme le fascisme, pour ensuite se rendre compte que les surmonter ne vous laisse pas dans une situation encourageante, mais plutôt dans une situation d’épuisement. Tu commences de plus loin. Tu l’observes et tu le ressens tout au long du chemin. Jusqu’à ce qu'il soit trop tard, ou pas. Peut-être sommes-nous dans la salle d’audience, chargé·e·s de responsabilités qui nous dépassent, mais en même temps nous ne le sommes pas. Parce que, comme Sandra, nous savons que c’est en notre nom que ça a été inventé. À des fins qui ont plus à voir avec le maintien et l’oppression qu’avec la recherche de vérités. Nous n’avons pas fait couler ce bateau, j’en suis sûre, au contraire, il a coulé tout seul, comme Samuel. La destruction lente de quelque chose qui a coûté si cher à construire ne peut être réparée par une élection anticipée, qui ne fait que montrer l’étendue de la destruction. Pourquoi les gens votent-ils pour des fascistes ? Croient-ils vraiment aux barbaries dont ils parlent ? Veulent-ils vraiment la lente oppression d’eux-mêmes et des autres ? Qu’est-ce qu’un pays ? si ce n’est la volonté de s’organiser en solidarité. L’envie de créer un espace et un temps où chaque membre peut s’épanouir. C’est plus que le résultat d’une élection, c'est la cécité imposée, comme celle du personnage de Daniel dans le film, qui nous tombe dessus par rapport à un tissu social que nous devons protéger et qu’au contraire nous enchevêtrons, qui nous oppose les un·e·s aux autres, alors qu’en réalité nous sommes tous dans le même bateau en train de sombrer. Le même corps qui tombe dans l’abîme. Sur la neige qui fond parce que la chaleur augmente. Chaque année. Détruire un système de solidarité, un système de sororité et de fraternité, a un coût. Des coûts très élevés. Un système d’égalité. Si nous ne comprenons pas ce que cela signifie, alors nous pouvons le créer, mais nous n’allons pas rester les bras croisés, en nous blâmant les un·e·s les autres, alors que nous devrions tous travailler ensemble pour quelque chose de meilleur. Oui à la création, non au fascisme, l’anatomie de cette chute ne nous déterminera pas. Le 7 juillet, nous montrerons ce que nous sommes, un pays de droits humains, sans oppression et avec solidarité.

Andrea Balart


[eng] Simone Revue Ciné-Club

Today is a somber day, but Saturday was a bright day, because we held the first session of the film club, Simone Revue Ciné-Club. We talked and reflected, under the direction of the Russian-French audiovisual director Ekaterina Panyukina, on the film Anatomy of a Fall, by Justine Triet. A fall like that of this country at this moment, which is plunging into the abyss. Just as Samuel, the character, falls into the void, so is this population committing suicide, dragging with them all the rest. Because the things we do have consequences not only on our lives, but on the lives of others. Especially on the lives of others. We came from different parts of the planet, France, Russia, Chile, Argentina, Venezuela, to Lyon, to our country, France, to talk about cinema and feminism, only to be told the next day that part of it thinks that this is a homogeneous place. That it is better to maintain a social organization that, in order to benefit from rights and privileges, keeps others exploited, dispossessed and subjugated, as Sylvie Laurent explains. The creation of a guilt, in fact imaginary, that makes certain groups responsible for a certain situation that they actually seek to maintain. As in the film, Sandra’s guilt, her overflowing of stereotypes, and the call to order that is made to her, through a public trial. All of us who were not born here or have two nationalities are in that courtroom, in the center, while they ask us questions and point out the fatality of our guilt, as the psychoanalyst or the expert explains to Sandra in relation to her responsibility for Samuel’s condition and subsequent death. It is just a mechanism of guilt reversal, to keep everything intact, a system whose foundation is built on the oppression of one group over another. The film portrays well the invisible cost of being a woman, when Sandra at the end says, I thought I would feel euphoric to have won the trial, but I feel neutral, flat, she is saying the following: I have struggled so hard I thought I would be recognized, but I am not. That’s how it works, an overflow of energy in trying to reach contradictory and oppressive expectations like fascism, only to realize that overcoming them doesn’t leave you in an encouraging situation, rather it leaves you burnout with tiredness. You start from further back. You observe and feel it along the way. Until maybe it’s too late, or not. Maybe we are in the courtroom charged with responsibilities that exceed us, but at the same time we are not. Because like Sandra, we know that it is invented in our name. For purposes that have more to do with maintaining and oppressing than with the search for truths. We are not sinking this ship, of that I am sure, on the contrary, it is sinking on its own, just like Samuel. The slow-burning destruction of something that has cost so much to build cannot be fixed with an early election, which only shows the extent of the destruction. Why people are voting for fascists. Do they really believe in the barbarities they talk about? Do they really want the slow oppression of themselves and others? What is a country? if not the will to organize in solidarity. The urge to create a space and time in which each member can flourish. This is more than the result of a choice, it is the imposed blindness, like that of Daniel’s character in the film, that comes upon us in relation to a social fabric that we have to protect and instead we are entangling, that sets us against each other, when in reality we are all in the same sinking ship. The same body falling into the abyss. On the snow that melts because the heat increases. Every year. Destroying a system of solidarity, a system of sorority and fraternity, has costs. Very high costs. A system of equality. If we don’t understand what that means, then we can create it, but we are not going to stand idly by, blaming each other when we should all be working together for something better. Yes to creation, no to fascism, the anatomy of this fall will not determine us. On July 7th we will show what we are, a country of human rights, without oppression and with solidarity.

Andrea Balart

Lo extremo / L'extrême / The extreme

[esp] Lo extremo

La extrema derecha es lo peor que puede ocurrir. La extrema cualquier cosa es lo peor que puede ocurrir. Pero iremos a votar. El gobierno no ha ayudado tampoco. El riesgo es inmenso, ataques a los derechos y libertades fundamentales, sometimiento del poder judicial y de la prensa, embrutecimiento de la sociedad, menoscabo de los más vulnerables, exclusión de las personas extranjeras, estigmatización de las personas racializadas, menoscabo de los derechos de las mujeres y de las minorías, negación de la magnitud del cambio climático, entre otros, como enumeran Lénaïg Bredoux y Carine Fouteau. Se llama a estar unidxs, frente a esta gente de inclinaciones miserables. Publican una carta colectiva en Le Monde, una larga lista de personas del mundo político, intelectual, activista y artístico, estamos convencidxs, dicen, de que la victoria es posible, si respondemos a las expectativas sociales urgentes, si defendemos soluciones para los seres vivos, la ecología y el clima, si valoramos las luchas feministas, la lucha contra todas las formas de racismo, contra el rechazo a las personas musulmanas y el antisemitismo, contra la estigmatización de las personas inmigrantes y las minorías sexuales, y por el respeto, la dignidad y la igualdad, y si tenemos la justicia como obsesión y la democracia como brújula, incluso para nosotros mismos. Como dice Matthijs Rooduijn, en Francia, el RN (partido de extrema derecha) ha conseguido desdemonizarse, y eso es muy interesante, porque este movimiento no se ha vuelto más moderado, sus propuestas sobre la inmigración no han cambiado, y sigue siendo tan nativista, nacionalista, populista y autoritario como siempre. Dan ganas de llorar. Pero NO. Podremos llorar pero no solamente. Porque es de vida o muerte, a votar el 30 de junio y el 07 de julio.

Andrea Balart


[fr] L'extrême

L'extrême droite est la pire chose qui puisse arriver. Tout ce qui est extrême est la pire chose qui puisse arriver. Mais nous irons voter. Le gouvernement n'a pas aidé non plus. Le risque est immense, atteintes aux libertés et droits fondamentaux, mise au pas de la justice et de la presse, brutalisation du corps social, fragilisation des plus précaires, exclusion des étrangères et étrangers, et stigmatisation des personnes racisées, régression des droits des femmes et des minorités, déni de l’ampleur du dérèglement climatique, entre autres, comme l'ont listé Lénaïg Bredoux et Carine Fouteau. Un appel à s'unir contre ces personnes aux penchants misérabilistes a été lancé. Une lettre collective a été publiée dans Le Monde, signée par une longue liste de personnalités du monde politique, intellectuel, militant et artistique, nous sommes convaincus, disent-ils, que la victoire est possible, si nous répondons aux attentes sociales urgentes, si nous défendons les solutions pour le vivant, l’écologie et le climat, si nous valorisons les luttes féministes, le combat contre tous les racismes, contre le rejet des personnes musulmans et l’antisémitisme, contre la stigmatisation des personnes migrants et des minorités sexuelles et pour le respect, la dignité et l’égalité, et si nous avons pour obsession la justice et pour boussole la démocratie, y compris pour nous-mêmes. Comme le dit Matthijs Rooduijn, en France, le RN (parti d'extrême droite), a réussi à se dédiaboliser, et c’est très intéressant, car ce mouvement n’est pas devenu plus modéré, ses propositions sur l’immigration n’ont pas changé, il est toujours aussi nativiste, nationaliste, populiste et autoritaire. Cela donne envie de pleurer. Mais NON. On peut pleurer mais pas seulement. Parce que c'est une question de vie ou de mort, allez voter le 30 juin et le 07 juillet.

Andrea Balart


[eng] The extreme

The extreme right is the worst thing that can happen. Extreme anything is the worst thing that can happen. But we will go vote. The government has not helped either. The risk is immense, attacks on fundamental rights and freedoms, subjugation of the judiciary and the press, brutalization of society, undermining of the most vulnerable, exclusion of foreigner persons, stigmatization of racialized people, undermining of the rights of women and minorities, denial of the magnitude of climate change, among others, as listed by Lénaïg Bredoux and Carine Fouteau. There is a call to be united against these people of miserable inclinations. A collective letter has been published in Le Monde, signed by a long list of people from the political, intellectual, activist and artistic world, we are convinced, they say, that victory is possible, if we respond to urgent social expectations, if we defend solutions for living beings, ecology and climate, if we value feminist struggles, the struggle against all forms of racism, against the rejection of Muslim people and anti-Semitism, against the stigmatization of immigrant people and sexual minorities, and for respect, dignity and equality, and if we have justice as our obsession and democracy as our compass, even for ourselves. As Matthijs Rooduijn says, in France, the RN (far right party) has managed to de-demonize itself, and that is very interesting, because this movement has not become more moderate, its proposals on immigration have not changed, and it is still as nativist, nationalist, populist and authoritarian as ever. It makes you want to cry. But NO. We may cry but not only. Because it is a matter of life or death, go vote on June 30 and July 07.

Andrea Balart





Original photographies © Celeste Laila D'Aleo.
Image postproduction: Andrea Balart. 

[fr] Charlotte Loiseau - Indomptable

J’ai toujours détesté le rose. Je préfère le bleu, pour sa complexité, sa force, sa profondeur et son éclat. J’ai toujours détesté cuisiner. Je préfère manger, même si, nous le savons tous, c’est très mal vu pour une femme de manger beaucoup et sans complexes. J’ai toujours voulu réussir professionnellement. Ambitieuse, carriériste, arriviste, égoïste, j’ai tout entendu. Je ne veux pas de famille. Je ne veux rien construire, rien qui m’attache définitivement à un endroit ou à quelqu’un. J’ai une soif débordante de liberté, dont les crues défient les barrages de la société. Je veux créer, pas concevoir. Je veux aimer, pas élever. Parti pris, on ne peut pas tout avoir. Lorsque j’étais enfant, au lieu de fabriquer à mes poupées un foyer agréable, décoré, avec un mari et des bambins attablés autour du rôti du dimanche, je leur rasais la tête, je leurs dessinais à l’indélébile des tatouages immenses, le long du dos, je leur perçais les oreilles, leur trouais les jeans, leur noircissais les paupières de fard approximatif, fabriqué à partir de crayons de couleur. Des poupées à qui je ressemble un peu, maintenant que j’y pense. Je les faisais enjamber des motos, conduire des vans, piloter des avions. J’ai toujours aimé les moteurs. Dans leurs bruits graves, je retrouve un peu de ma voix rauque au lendemain de l’ivresse, avant le premier café du matin. Dans leur constance, je retrouve un peu de ma détermination, lorsqu’obstinée je m’affaire à mener à bien tout ce que j’entreprends. Dans leur simple conception j’y vois ma liberté chérie, celle de sauter dans un car et de plier bagage, pour une durée indéterminée. Mon seul contrat à durée indéterminée, c’est celui que j’ai signé avec le reste du monde, me promettant de traverser chacune de ses frontières, de fouler tous ses déserts, de palper toutes ses neiges et de longer toutes ses côtes, de brasser tous ses océans, escalader toutes ses montagnes et admirer les plafonds de toutes ses cathédrales. Je veux continuer à me ficher de tout, à ne jamais avoir d’horaire ou d’autres préoccupations que celle d’apprécier plus encore demain ce qui m’aura émerveillé aujourd’hui. Je veux continuer à faire mien chaque rayon de soleil, à boire les gouttes de pluie comme une enfant, sauter dans les flaques avec mes baskets sales, m’asseoir dans l’herbe pour lire tout une après-midi, aller seule au cinéma, admirer une inconnue. Je veux continuer à nourrir mon âme d’enfant dans mon corps d’adulte qui traverse les années comme autant de pas vers de nouveaux horizons. Et, vous l’aurez compris, explorer est ma seconde nature.



* Charlotte Loiseau. Amatrice de poésie et d'expériences artistiques en tous genres, je joue avec les sonorités et les images, tangibles ou mentales. J'aime découvrir le monde et, à la manière de croquis, dessiner avec des mots ce que mes yeux ont saisi de la beauté de ce qui nous entoure. Si la beauté est partout, alors j’aspire à l’être aussi. Curieuse, engagée, passionnée et rêveuse, je mets un peu de moi dans tout ce que j’entreprends.



[esp] Sozar - El rencor

Todo lo que sobra lo voy a quemar
Para calentar mis manos 
Si no es suficiente voy a agregar 
La leña que me queda del verano

Cuantas palabras ridículas guardé
Para decirte en algún momento 
El momento no llegó, lo esperé 
Me tragué todo mi veneno 

Mira, las manos que dices que tanto admiras
Con llagas cubiertas de estigmas 
Supuran entre las espinas
De los arbustos que crecieron a mi alrededor

Miré fijamente al sol por tanto tiempo
Que mis retinas se consumieron
Ahora la noche más oscura es mi templo
Son ruinas de lo que otros construyeron

Entre las tinieblas conocí lo amargo
Que se estancó en mi lengua para siempre 
Me olvidé de lo dulce y de buscarlo
Me olvidé del perdón y de su fuente 

Cansa el hambre y la sed de venganza 
Una sombra que nunca avanza 
Es otro tipo de constancia 
Es un estímulo oscuro para la corrosión 

Ácido fluyendo en torrente por mis venas
La verdad Me hace más daño a mí que a ti
El rencor corrompe hasta el alma más buena 
Y yo que nunca lo he sido claro que me perdí 

Me arden las sienes de rabia y fuego
Las serpientes que adornaban mi pelo
Ante su reflejo en tu escudo de ego
Convertidas en piedra se revientan en el suelo
Abre tu pecho con tu espada, qué me importa 
Exhibe tus heridas como un estandarte en el desierto 
Finalmente el rencor todo lo soporta
Todo lo que me hacía ser yo está muerto



* Sozar es una música, compositora y poeta ubicada actualmente en Santiago de Chile. A sus 35 años, ha comenzado recientemente a compartir sus creaciones musicales y literarias. Su lírica se caracteriza por describir tormentos, a veces con mucho drama y a veces con sorna. Instagram: @sozarmusic



[fr] Lou Cadilhac - Mes amies et Fanny Polly

    Je bois lentement mon café, assise sur cette chaise bien trop haute pour que je m’y sente bien, dans cette cuisine au long passé familial. Devant mes yeux baillant passe cette beauté féline qui partage ma vie, mais entre mes artères il n’y a aucune place pour mon amour d’elle. 
Mon frère est en face de moi. Je lui parle, dans les mots que je jette il y a le recul de la tête qui pense à F. Je parle avec mon amie, elle me sauve un peu de la douleur de l’absence de F., mais c’est encore lui que mon esprit recherche dans ses créations imagées et douloureuses. 
Les dés sont jetés, et encore une fois, la sentence me bousille les oreilles. La peur s’infiltre entre mes dents, par l’ensemble de mes muqueuses. 
La peur. 
Grande peur dans le bas du ventre. 
Peur de ne plus peupler son cœur alors que son visage harcèle ma folie, 
Peur de perdre son amour, 
Peur surtout, 
De me perdre dans cette volatilisation des messages d’amour, de ne pas pouvoir m’identifier comme objet de désirs exclusifs, 
Peur de me rendre compte que je suis comme la mère, bousillée il y a des milliers d’années sous les coups du père. 
Peur, encore, de ne pas voir les yeux magnifiques de mes amies, de ne pas entendre leurs paroles, de ne pas pouvoir m’incarner avec elles tant qu’il ne m’aura pas assuré qu’il y a en moi quelque chose de spécial. 

Effrayée, de ne plus pouvoir apercevoir mes rêves au-delà du voile de son absence, 
De ne pas savoir qui je suis sans le fantasme d’un homme, 
De retrouver si vite la perte de R. dans mes entrailles à la mémoire multiséculaire, 
De ne trouver aucune expérience formatrice dans mon esprit amnésique. 

Il n’y a plus 
L’ombre imperceptible de tes paupières 
Ni l’écho amplifié de ta voix 
Les mots qui colportent l’amour ont quitté mes lèvres 
Les signe d’un au-delà immensifié par ton corps s’évanouissent 
Brusquement 
Je reste là, la peau pleine de chair rouge 
Et les yeux craintifs 
Je reste là, avec l’espoir fugitif d’un voyage futur auprès de tes songes, 
Je reste là, fatiguée de mes réminiscences impropres au repos des pores 
Je reste là et imagine le scintillement des perles sacrées. 

Qu’y a-t-il en nous, quel vide vient surgir, magmatique, quand l’homme ne parle plus ? Quel charnier archaïque l’idée de son corps avec une autre vient réveiller en moi ? 
La promesse d’une rupture imminente (« On en parlera plus tard, maintenant il faut prendre le temps de réfléchir », avait dit F.) qui n’arrive jamais me rentre sous la peau, investit tous mes organes. Abandonnique, ce terme s’impose à moi. Cette peur extrême de la séparation, de la perte : l’évidence de sa dépendance, malgré tous les textes qu’on a mis dans sa tête. 
Pleine de frayeurs archaïques, 
Et pourtant. Fanny Polly, cette autre F., qui vient déverser en moi la puissance d’une voix féminine qui ne parle presque jamais de l’amour des hommes, 
Fanny Polly qui vient me réveiller de sa colère juste, de son ton incisif. 

« On m’a donné un sort, ou plutôt donné un pouvoir 
On m’a traitée de folle, au taf comme aux bancs de l’école. 
On m’a traitée de sorcière 
Frappé fort mais je n’ai jamais fini par terre 

Et pourtant, mes amies et leurs pieds si posés par terre, et leurs voix si grandies de ces mots qu’elles m’offrent, 

Et pourtant, au bout de ma blessure d’abandon, l’espoir que ces voix-là seront celles que mon corps finira par choisir, malgré ses réflexes millénaires, l’espoir que l’Homme finira par devenir pour moi une source d’amour et non pas une promesse permanente de la perte. 

Le café a refroidi, mais je crois que j’ai eu raison de ne pas le finir. 

Quelques existences plus tard, plusieurs jours après avoir bu mon café, j’ai pu retrouver un espace de rationalité en moi, après deux semaines dans une grande tourmente émotionnelle. 
F. est revenu, il y a eu des mots, beaucoup de mots, et je me suis laissé convaincre par les mots de F. Parce que j’avais besoin encore, qu’F parle avec moi ; et il avait besoin aussi de cette présence pour lui. 
Mais un malaise persistait, la certitude d’un malheur sous-jacent derrières mes gencives. 
J’ai regardé, ma main restée sur la poignée de la porte, incapable de la fermer. 
Finalement, la fin : je n’irai plus arpenter les rues de la ville où vit F. Je ne ferai pas ce voyage. Et puis si, finalement, j’allais, ce sera bien. Mais non, je suis triste, je ne devrais pas être triste, et il continue de m’écrire, je n’arrive pas à penser, je veux son affection et je déteste sa présence. 

Finalement, un dimanche soir, la scène finale. Et moi, restée au bord de mon monde, au bord de moi-même, si fatiguée de ne pas avoir réussi à prendre une décision qui me parait évidente aujourd’hui. Surement l’envie de fantasmer, encore, d’alimenter cet univers de chimères que j’emporte avec moi depuis mes 13 ans. 

Un matin, l’envie d’écrire la chronique d’un monde parallèle. 

Dans ce monde parallèle, dès les premiers mots qui viennent rendre mes viscères incandescents, j’aurais arrêté de parler avec F, ou bien, j’aurais gardé mon ventre dans ma tête lorsque je lui parlais ; 
Dans un monde parallèle, j’aurais décidé d’arrêter de lui parler au moment même où il m’aurait dit « je ne peux pas écouter l’eau douloureuse couler de ta bouche, je suis en vacances » 
Dans un monde parallèle, mes émotions auraient été collées à mes baskets quand il aurait eu une absence totale de réaction face à ma cassure émotionnelle 
Dans un monde parallèle, j’aurais retrouvé un espace de moi qui n’a pas besoin de savoir que je suis spéciale pour lui 
Dans un monde parallèle, il n’y aurait pas eu F, mais disons, O., un gentil garçon, un garçon adorable qui m’écouterait quand je lui dirais que j’ai du mal à gérer mes émotions 
Dans un monde parallèle, je serais fière de moi, d’être là, à 28 ans, après les tentatives d’assassinats des pères, la maladie chronique et les amies qui s’enfuient 

Dans un monde parallèle, je m’appelle autrement 
Mais je suis moi 
Je respire plus calmement 
Mais je suis moi 
J’arrive à parler doucement, 
Mais je suis moi 
Je reconnais le regard des amis 
Avec moi 

Dans ce monde qui est désormais le mien, 
J’ai décidé d’écrire à F, 
De lui dire la douleur que son évasion récurrente m’a provoquée, 
De lui dire que l’on ne construit rien de beau avec des silences, 
De lui expliquer qu’il n’est pas plus entier en refusant avec sa bouche intempestive l’attachement qu’il semble pourtant rechercher de tout son corps, 

Dans ce monde qui est le mien, 
J’espère ne pas voir l’estime de moi se faire la male face à l’incapacité que j’ai eu à fermer une porte brusquement, 
Dans ce monde qui est le mien, 
J’irai voir les réparateurs d’âme pour mieux comprendre pourquoi j’ai laissé la porte entrebâillée,
Pour mieux comprendre pourquoi je n’ai pas su prononcer un adieu au bon moment 

Dans ce monde qui m’appartiendra bientôt, 
J’irai me réveiller avec l’âme méditante et le cœur plein d’espérance 
J’aurai compris que je suis une amie avec moi, une sœur pour moi, l’écho de mon ombre remplie d’âme  



* Lou Cadilhac 
J’ai toujours trouvé dans la littérature l’espace de ma plus intime intériorité. Je suis passionnée par la compréhension de mon existence et du monde, fascinée par l’altérité qui est soi et par l’étranger qui nous appartient.