El candidato de la extrema derecha afirma que la ecología es una ideología, y que grandes proyectos están detenidos por “la ideología ambientalista”, “la ideología indigenista”, “la ideología animalista”. Él debe pensar que uno puede ponerle el nombre que guste a nuestras grandes encrucijadas, que no tienen existencia real, y que inventando una apelación cualquiera entonces seguimos adelante tranquilos con nuestros grandes proyectos. Gracias a dios tenemos tanta gente que está en estos asuntos para lograr contrarrestar a sujetos delirantes como este. Ni para presidente de curso yo lo pondría. Tanto le debemos a esas ideas que combaten la debacle. Contra seres vivos reales. Aunque él crea que existe solo en el universo completo. Solo en su casa. En su salón, con un control remoto y una televisión. Porque libros, no sé qué había en los que abrió, pero le faltaron algunos temas por tocar. Tal vez estaban prohibidos donde creció. Entonces se saltó esos cursos. Porque como el aboga que cada “familia” elija la educación, en la suya el bien común y la protección de la vida seguro no aparecían por ningún lado. Claro, creció viendo la muerte. Lo fácil que era crearla. Entonces pensó que en realidad era fácil, y quiso ser presidente para imaginarla bien, para ponerla en práctica, para implementar lo que aparecía en los libros que sí leyó, los que estaban permitidos en su existencia. No deben haber sido muchos, o demasiado interesantes. Qué desolación, dios mío, instalar la Colonia Dignidad en la Plaza Dignidad, como vi en una de esas bromas que logran reír de lo aterrador. Yo también reí cuando la vi, pero ahora no estoy riendo para nada. Sólo me resulta llorar, y hasta que ese candidato no se quede en su salón con su televisión no podré reír. Estamos en ascuas. Viva “la ideología ambientalista”, “la ideología indigenista”, “la ideología animalista”, ojalá pronto creemos leyes suficientes para proteger a todos los seres vivos. Es evidente que en unos años más dirán de nosotros, te imaginas antes, los animales eran esclavos, y sometían a la gente de la tierra. Señor candidato, este es el año 2025. Aunque sus libros hayan señalado maquinarias para aniquilar personas (y toda clase de seres vivos) escritos el siglo pasado, o quizá el antepasado, o en el medioevo, o una caverna lo escribieron, petroglifos. Esta elección es de vida o muerte. De eso estamos hablando.

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