Ese día de diciembre de 2023 en que la más alta autoridad de este país dijo estar orgulloso de un violador en serie como Depardieu, mientras publicaba una ley anti inmigración y llamaba al rearme demográfico porque parece que no toda la gente es gente, otros son otra cosa, pero él quiere gente sólida y con valores, como Depardieu, ese día, ese día, estuve a un centímetro de dejar el impulso de decir y actuar. Era demasiado al mismo tiempo. Me sumí en una profunda desilusión y pena (como la que siento hoy con lo que ocurre en medio oriente), me parecía que la tarea era demasiado ingrata y pesada, y todo muy grave para entenderlo a cabalidad. No dejé el impulso, ahora tampoco. Hoy me desperté con la condena en tribunales de Depardieu por agresiones sexuales. Me puse a llorar de emoción, porque parece que las utopías de alguna manera tienen sentido. De alguna manera que vamos descubriendo. Lentamente, pero ahí está ese sentido escurridizo que brilla a veces. Me puse a pensar en todas esas ocasiones que me he visto forzada a tener relaciones sexuales sin consentimiento, recordé al menos tres veces, a los veinte, a los treinta, a los cuarenta, en diferentes circunstancias, a los veinte atrapada en unas cabañas, a los treinta en estado de ebriedad, a los cuarenta por miedo en la casa de alguien, en las tres ocasiones lo mismo: escorias humanas. Personas que no entienden que el cuerpo de los demás no les pertenece. Ese asco y ese vértigo de la autoestima, ese miedo, quedan en el cuerpo. Eso es lo que llora cuando se lee sobre una condena. Esa parte de unx que sabe que la impunidad es la puerta a la falta de reparación que se va regenerando y a nuevas víctimas. Esas lágrimas de emoción reconstruyen esa parte del cuerpo que sigue cargando esos momentos en que nos ultrajaron, nos rompieron, cuando no nos respetaron, esa parte que se confunde a veces cuando hemos sido tratadxs como objetos. Es como si nuestra valía se afirmara con cada condena. Porque parece que no valíamos nada antes, era el bar abierto, cada uno tome lo que le plazca. Si de utopías se trata: TODAS LAS PERSONAS QUE VIOLAN LLEGARÁN A LA JUSTICIA PARA SER CONDENADAS. ESTE ES SOLO EL COMIENZO.
Andrea Balart
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