La Primavera rusa solo llega
desde las entrañas de la tierra
Ígor Stravinski sobre su obra La Consagración de la Primavera
1913
La primavera
al acecho del cuerpo
arranca las raíces la flor el grito
I
Ellas
Empujadas llevadas al invierno
Caen cuerpos
Senos extremidades ojos pulmones vaginas
Caen mujeres
Apretadas
Oscuras
Ciegas
Suaves a fierro
De embutidos ejemplares
Ella, no
Ella, sí
Ella, también
Sus gemidos se escuchan en la sangre
Las flores tienen tacto
Los senos son botones que desean
Y los árboles oyen miradas en la vieja luz de las hojas
Ellas
Endulzadoras de hojas y flores, de amores y vientos
Ninguna recuerda que fue mujer.
IV
Los nidos se cuelan
Entre mis manos la vida de mi madre
Sus ojos puestos en mi rostro
Un corazón contenido en el papel
La verdad de su respiración
De su cuerpo
Su voz puede caerme
Puede templar el tiempo
No deja de zigzaguear
Siento punzadas
Puede dormirse con comida
Atragantarse
Olvidando poner una casa
En mis manos vacías.
* Maria Luisa Espinoza Villar (Lima, 1992). Bailarina, fotógrafa y periodista peruana. Se mueve entre la danza y la escritura relacionada al cuerpo, lo femenino y el autoconocimiento. Escribe también sobre danza, teatro, música, migración y derechos humanos. Ha participado en diversas puestas en escenas y proyectos sociales en Perú. Reside en Lyon.
Original photography © María Luisa Espinoza
Image postproduction: Andrea Balart.
No hay comentarios:
Publicar un comentario